Truco

En ese galpón de la calle Caldas, vos nos enseñaste este juego de naipes que es un poco más que simplemente eso, y, de acuerdo a como lo mamamos nosotros, logramos entender que es casi una filosofía de vida de gente de la noche de pulpería o boliche. Las cualidades fundamentales de un buen jugador de truco oriental (para distinguirlo del porteño o ciego, que no usa muestra ni piezas... pobres porteños, no saben toda la diversión que se pierden!), sostenías, son: la picardía, la memoria, la velocidad para juntar las cartas y el culo, debido al uso que hay que hacer de la habilidad para mentir, a la atención que hay que poner para llevar la cuenta de las cartas recordando las posiciones de estas en el mazo, a la forma de acomodar las cartas siguiendo un orden determinado ("paquete") antes de repartir... y a la “liga”, cosa fundamental, porque todas las otras cualidades sirven prácticamente a muy poco si no se recibe alguna carta buena! Esa predisposición tuya a la enseñanza de este juego hizo que vinieras a predicar a estas tierras entusiasmando al Cheio y Fabito, quienes lo aprendieron y recibieron su diploma al terminar tu estadía. Hace una semana estaban los dos en el living, casi terminando las vacaciones de invierno, querían jugar a las cartas, y abriendo el mueble donde se guardan, se encontraron con las españolas y quisieron re-editar las truqueadas, pero visto que hacía tiempo que no practicaban tuvieron que recurrir al vademécum que vos habías prolijamente preparado para tu tarea didáctica. Como creo que pueda servir para quien quiera enseñarlo a sus hijos y seguir así transmitiendo esta tradición uruguaya, aquí está para que lo disfruten.