Nuestros Queridos Viejitos: Otra de tus pasiones: la bicicleta

Nuestros Queridos Viejitos

Este sitio pretende ser un homenaje viviente a Don Orestes José Della Mea Pesamosca y su esposa, Doña Diver Edit Gaitán Ruibal de Della Mea, continuando en forma cibernética con una de sus grandes pasiones... juntar en su casa y en libertad, la mayor cantidad de familiares y amigos posible para compartir momentos de vida.

09 marzo 2006

Otra de tus pasiones: la bicicleta

Con tus nietos "mayores" y el Leo en la partida de la bicicleteada con ellos en enero del '96. El jueves pasado fue un día especial, porque pude recordarte y mencionarte por dos veces sin que se me llenaran los ojos de lágrimas... y ¡eso es todo un progreso en esto de ir asimilando tu ausencia! Aunque después, de noche, lo pagué caro y mojé de nuevo la almohada. Una de las dos veces fue cuando hablando por teléfono con tu amada, de lo poco productivo que se comporta el árbol de palta que tiene mi hermano Leo, le hice recordar tu tratamiento especial para el árbol similar que teníamos en el fondo de Caldas, cuando cada 3 ó 4 años te levantabas tempranito el Viernes Santo, y con el hacha le dabas tu famosa "zapeca" a la corteza por debajo del metro de altura, y yo no sé si era brujería o que eso verdaderamente desencadenaba algún proceso biológico extraño, pero el árbol producía frutos sanos y grandes. La otra vez, fue volviendo a casa del trabajo con mi compañero Gabriele, no sé cómo salió la conversación de bicicletas y perros, y entonces le conté que vos eras nuestro protector contra esas amenazas, cuando salíamos los 3 hermanos contigo los domingos de mañana hace como 30 años, no porque fueras más rápido o corajudo sino porque simplemente eras el que llevaba el inflador y eras... padre. Más tarde en casa ya, tratando de hilvanar recuerdos de esta grande pasión tuya por la bicicleta, me acordaba de una escena que me quedó grabada en la mente, cuando siendo yo muy chico y viviendo todavía en La Gaceta, estábamos mi primo Umberto y yo sentados, él en el mármol de la mesada y yo en la mesa de la cocina en la casa de los Nonnos, con las piernas colgando, y tu amada y la tía Julia con la Nonna ayudando a limpiar y desinfectar 4 rodillas ensangrentadas y raspadas contra el hormigón de la vereda, ¡habíamos tenido un enganche con los triciclos! En parte esto retrasó un poco mi carrera como ciclista, que se reinició una decena de años después en la calle Samuel Blixen entre Caldas y Santana con tu adorada Bianchi. A inicios de los '70, como resultado de uno de tus negocios de compra de pianos te apareciste con una Coppi usada, a las que más tarde se unirían una Legnano y una inglesa que creo ni marca tenía, las que formarían con la Bianchi el equipo mecánico del cuarteto "los DM boys" de los domingos de mañana. Para dejarlas en condiciones se necesitaron muchas horas nocturnas de galpón-taller, fueron desmontadas completamente, lavados los mecanismos con kerosene, reemplazadas las municiones defectuosas, cambiados los cables y guainas de frenos, sustituídas las manoplas y cintas de los manubrios, tensados los rayos y centradas las ruedas, llevados a pintar al horno cuadros y horquillas, verde metalizado la Coppi mía, dorado metalizado la Legnano del Leo y azul-gris metalizado la inglesa que en principio iba a ser del Pancho, pero visto que pesaba una tonelada y media y él casi no la podía tener en pie hiciste el cambio cediéndole tu Bianchi a cambio del "carromato", luego fueron remontadas con abundante grasa... ¡y allá fueron, a recorrer los caminos de la patria! Al principio se iba por la Rambla, a veces hacia el Puerto y otras hacia Carrasco y, de a poquito, a medida que nos entrenábamos, nos íbamos alejando con nuestras metas, y llegamos al pueblo natal de Nuestro Prócer, Sauce, después Pando, y más aún, ¡qué lindo recordar las salidas tempranito! cuando todavía se sentía el frío, y nos equipabas con diarios debajo de los buzos, la ración de chocolate "¡que no hay que masticar, se lo disuelve entre paladar y lengua!", la Ruta 101, lo de Octavio, con nuestras Cocas y tu grappa con limón, ¡y las llegadas! con el repechito de Asamblea a esperarnos para rematar el resto de nuestras fuerzas, bajarse de la bici en casa y no acordarse de cómo se caminaba, pelearse por quién se duchaba primero, en fin, ¡momentos de familia!

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