Nuestros Queridos Viejitos: sentirlo al lado nuestro

Nuestros Queridos Viejitos

Este sitio pretende ser un homenaje viviente a Don Orestes José Della Mea Pesamosca y su esposa, Doña Diver Edit Gaitán Ruibal de Della Mea, continuando en forma cibernética con una de sus grandes pasiones... juntar en su casa y en libertad, la mayor cantidad de familiares y amigos posible para compartir momentos de vida.

30 marzo 2006

sentirlo al lado nuestro

Dudé mucho en escribir sobre estos episodios. Quizas uno se deje llevar y soñar , pido disculpas porque reconozco que puedo estar hiriendo susceptibilidades al pensarse que puedo estar tocando algo tan sagrado como la memoria de nuestro querido viejo. Lejos de mi intención. Quizás pueda resultar absurdo. Puede que delire, uno puede estar muy sensible a todo y busca inconsciente y afanosamente estas señales de que todo está bien. Es que en mi caso y a la luz de los hechos me cuestiono muchas decisiones y acciones tomadas y quizás si hubieran sido otras el viejito estaría aquí con nosotros. Sé que me dirán que fueron decisiones compartidas pero yo igual me siento con toda la responsabilidad del caso y por mas que se me pueda hablar y alentar, el único que puede darme la tranquilidad es el viejito con el cual tengo la certeza de reencontrarme. Por eso es que siento la necesidad de vivir estos momentos, de sentir esa palmada en la espalda. Son pequeñas señales , estos episodios que relataré en forma cronológica , en que siento una sensación agradable y reconfortante encontrándolo al lado, acompañando, como siempre...y anhelando tanto se sigan repitiendo. Teléfono para Bergara. En determinado momento, a altas horas de la madrugada del 15 de diciembre, en el velorio (tanto me cuesta aplicar esta palabra) , veo que Julio (“el manteca“) se sienta solo, muy aislado de los pocos que estábamos en el hall compartido y voy a hacerle compañía. Le dije que fuera a descansar puesto que recién había largado su turno del taxi, pero me contestó que no, que Orestes se merecía esto y mucho mas. Como no podía ser de otra manera comenzamos a hablar de lo injusto de todo, del viejo, de la amistad y de mil anécdotas, muchas vividas en las excursiones. Un episodio de una de estas les quedó grabado y como siempre lo recordaban y embromaban a menudo. Se trataba de que estando caminando en grupo, a una persona de éste se le escapa una flatulencia por cierto que bastante sonora, a lo cual Julio le dice a Papá en voz baja “Teléfono para Bergara”. No habian pasado ni cinco minutos de que me relatara esto cuando sale de la cafetería un tipo treintón largo de unos cuantos quilos destapando una botella de agua mineral y se ve que en el esfuerzo y despreocupado de que no había nadie en la antesala se le escapa uno de aquellos, y mira de costado como para hacerse el distraído y de que el disparo provenía de otro lado. No había nadie alrededor como para culparlo. Lo miré a Julio, ambos no podiamos creer lo escuchado y le dije “teléfono para Bergara”. El viejo estaba con nosotros y quería participar haciendo de las suyas. El arco iris del 6 de enero (episodio ya relatado en otro capítulo de este blog) El cuidador de autos. Hace unas cuantas semanas fui al centro a la calle Colonia a retirar un teléfono que había llevado a reparar. En esos días la Lulu habia insistido mucho de llevar a Renzo a jugar al baby futbol a La Rinco y éste estaba ansioso por jugar y nos bombardeaba tal cual su estilo. Al día siguiente su amiguito “El Panchi” iría a su segunda práctica al Malvin Alto. Había que decidir si nos embarcabamos otra vez en la experiencia de recreación sana para el gurí y estábamos en un intringulis. Resulta que una vez estacionado sobre la calle Colonia, al Renzo salir del auto, un veterano en la vereda lo mira de lejos y dice algo asi como “que juegue al futbol” . Yo me quedé medio sorprendido y sin saber que hacer seguí caminando acompañado de Renzo. Veo que el veterano acomoda una silla que estaba trasladando y se queda sentado en la vereda. Me digo :“al volver le voy a preguntar que fue lo que dijo por si había entendido mal”. Al retornar al auto después de unos veinte o treinta minutos no estaba ni el veterano ni su silla... de noche le comenté lo sucedido a Ivana y al dia siguiente Renzo estaba practicando en Malvín Alto en un lindo clima recreativo y todavia con la suerte de convertir un gol. El veterano del cementerio El seis de marzo pasé un cumpleaños distinto, no estaba de ánimo para celebrar, fui a trabajar a AFE pero de tarde no fui a Facultad, me escapé e hice una visita al cementerio y estuve largo rato hablando conmigo mismo y con papá. Y entre cosas que le pedí una de ellas era que me diera mas señales de esas. Eran alrededor de las tres o cuatro de la tarde y no habia nadie en el cementerio cuando veo venir de lejos a un veterano que como tanta gente pasa por este para cortar camino. Resulta que al cabo de un tiempo y estando distraido, lo tengo a mi lado y haciéndome preguntas sobre quien era mi familiar, etc etc . Yo al principio estaba bastante procupado, sin embargo conforme ibamos charlando me senti mas confiado y senti que me estaba confortando al sacarme de esas mil preguntas que uno se hace y que lamentablemente no tienen respuesta. No sé, uno no está acostumbrado a que gente extraña se interese por reconfortar a los demás, por suerte pasó por alli el Sr Pazos aunque creo que su pasaje no fue tan casual. El almuerzo en Paysandu Hace escasos días fuimos con Ivana y los nenes a Salto y las Termas. Además de ser un descanso verdadero es un buen ejercico de unión de la familia, o al menos es lo que el Ale, el Pancho y yo vivimos con los viajes de gurises (y jóvenes) en compañía de nuestros viejos. Basta ver en otro capítulo de este blog el viaje a Carmelo y todos los recuerdos que despierta en nosotros. Ya a la vuelta decidimos pasar por Paysandú a comprar algo para almorzar y fuimos a un parquecito apartado cerca del rio Uruguay donde comimos. Este estaba desierto , sin gente y sin autos para acá y para allá, era ya la hora del almuerzo o de la siesta. Se respiraba tranquilidad, estábamos sentados con Luca, escuchando las risas de Renzo que jugaba con Ivana mas alejado. Estabamos callados y yo recordando aquellos viajes que con tanto sacrificio programaban los viejos. ... y de repente aparece en escena viniendo a lo lejos doblando y pasando en frente nuestro una camioneta.....una Commer, el mismo modelo que la nuestra, la que nos acompañó por tantos viajes y que ya resulta harto dificil ver circulando hoy dia por aquí ...hacia años que no veia una... Espero me sepan comprender

Agregar un nuevo comentario

<<-- Volver a la página principal